...Hambrientas ondean sus caderas...
Poso mis pulgares en los traviesos hoyuelos de su pelvis: cual interruptor, encienden su pasión, hacen hervir su sangre.
Hambrientas ondean sus caderas, frenéticos gravitan sus senos; lucho por controlar mi simiente.
En el espejo cómplice, contemplo sus ojos miel dilatarse…
Atónito, alucinado, someto sus caderas hasta vaciarme en cuerpo y alma.
André Reinoso (http://soloentrefutbol.blogspot.com) y
Claudio Wietstruck (http://solo50.wordpress.com)
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