14 de mayo de 2010

Huesos benditos

...Hambrientas ondean sus caderas...

Poso mis pulgares en los traviesos hoyuelos de su pelvis: cual interruptor, encienden su pasión, hacen hervir su sangre. 

Hambrientas ondean sus caderas, frenéticos gravitan sus senos; lucho por controlar mi simiente. 

En el espejo cómplice, contemplo sus ojos miel dilatarse… 

Atónito, alucinado, someto sus caderas hasta vaciarme en cuerpo y alma.

Claudio Wietstruck (http://solo50.wordpress.com)


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