Aventurero, crítico literario, novel escritor, aprendiz de las ciencias oscuras y, por supuesto, un científico en búsqueda de respuestas, ¡no me podía creer este hallazgo! Ese día se abrieron las puertas de las incógnitas más lóbregas. Estaba frente a uno de los descubrimientos más importantes de la humanidad. Hallé una fuente de sabiduría artificial; era una bola simple de luz, con un espectro electromagnético distinto.
Tenía una oportunidad única y me arriesgué. Con la respiración exaltada y el miedo en mi piel, lentamente acerqué mis manos a la esfera infinita. Pensaba en qué pasaría si la tocaba y para quién estaría diseñada –¿Podré soportarlo?- me pregunté. A punto de sumergir mis manos dentro de ella, una gota de sudor cayó de mi frente. Mis dedos se acercaban y podía sentir el conocimiento universal, era una sensación absoluta. Mi lado izquierdo fue el primero en entrar, mientras sentía una invasión, un cosmos dentro de mí. Recorrí mundos, comprendí el por qué de la vida humana, entendí la relatividad del tiempo y cómo manipularlo… Fue lo último que percibí antes de la explosión de mis sentidos.
Ahora soy un prisionero de mi mente. Vivo asedios de miedo constantes, mi cuerpo se tornó tembloroso y mis miradas se extravían en el tiempo: ese es el hombre en que me transformé. Mi desvarío no se detiene desde aquel instante universal. Observo a diario verdes criaturas que son testigos de mi insensatez, colores que desencajan y personas que desaparecen.
...Contacto humano con el conocimiento universal...
Tenía una oportunidad única y me arriesgué. Con la respiración exaltada y el miedo en mi piel, lentamente acerqué mis manos a la esfera infinita. Pensaba en qué pasaría si la tocaba y para quién estaría diseñada –¿Podré soportarlo?- me pregunté. A punto de sumergir mis manos dentro de ella, una gota de sudor cayó de mi frente. Mis dedos se acercaban y podía sentir el conocimiento universal, era una sensación absoluta. Mi lado izquierdo fue el primero en entrar, mientras sentía una invasión, un cosmos dentro de mí. Recorrí mundos, comprendí el por qué de la vida humana, entendí la relatividad del tiempo y cómo manipularlo… Fue lo último que percibí antes de la explosión de mis sentidos.
...Prisionero de mis propios pensamientos...
Ahora soy un prisionero de mi mente. Vivo asedios de miedo constantes, mi cuerpo se tornó tembloroso y mis miradas se extravían en el tiempo: ese es el hombre en que me transformé. Mi desvarío no se detiene desde aquel instante universal. Observo a diario verdes criaturas que son testigos de mi insensatez, colores que desencajan y personas que desaparecen.
En lo que queda de mi escasa racionalidad, creo que la humanidad no está preparada para el futuro y, yo, sólo fui un ratón más en el extraño laboratorio alienígena…
PC
2-4-2010
elblogdepedrocordido@gmail.com
PC
2-4-2010
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